En el deporte de alto rendimiento, atletas como Alex Morgan o Leonel Messi nos demuestran día a día el papel clave que juega el sueño en su performance atlética.
Sus planificaciones de entrenamiento normalmente se realizan contemplando un patrón de sueño bifásico que sugiere interrumpir el día con una siesta restauradora de no más de 30 minutos luego del almuerzo. Incluso, atletas como Cristiano Ronaldo confiesan tener un patrón de sueño polifásico que comprende hasta cinco siestas por día. Estos descansos de sueño liviano permiten renovar la energía física y mental, y son altamente recomendables para mejorar el rendimiento cognitivo, el foco atencional y la productividad, tal como lo expresa la Dra. Sara Mednick en su libro “Take a Nap, Change Your Life” (2006). A su vez, el sueño participa activamente en el proceso de aprendizaje, tanto en estadios previos a la acción como en las etapas posteriores, protegiendo y afianzando la información adquirida.
Lionel Messi implementa un patrón de sueño bifásico que sugiere interrumpir el día con una siesta restauradora de no más de 30 minutos luego del almuerzo para mejorar su rendimiento en los partidos. Cristiano Ronaldo es otro de los atletas que ha confesado tener un patrón de sueño polifásico y puede llegar a tomar hasta cinco siestas por día.
Sin embargo, tal como lo expresa Matthew Walker en su libro “Por qué dormimos: La nueva ciencia del sueño” (2020), en la sociedad moderna la siesta es culturalmente concebida como algo prescindible. En vez de tomarse un breve descanso para recuperar energía y lograr un mejor rendimiento durante la rutina, muchas personas optan por llevar un patrón de sueño monofásico, lo cual por lo general se ve reflejado en una performance en estado de falta de sueño. Hemos olvidado por completo el origen del sueño bifásico, el cual es netamente biológico, la somnolencia alrededor del mediodía es una parte intrínseca de nuestro código genético.
En el caso de los deportistas de elite, el sueño ayuda a automatizar las rutinas de movimiento, convirtiéndolas en acciones naturales y espontáneas que no demandan ningún tipo de esfuerzo mental. Los aumentos de velocidad y precisión en la performance de un atleta, respaldados por una eficiente automaticidad, están directamente relacionados con la etapa dos del sueño no-REM, la cual aparece pocos minutos después que nos quedamos dormidos. Los atletas de elite nos enseñan que, para potenciar nuestro rendimiento, la práctica deliberada, es decir, la repetición sistemática de una determinada secuencia motora, necesariamente debe estar acompañada de un descanso adecuado. El sueño, así como también otros hábitos como el movimiento, la respiración y la hidratación (entre otros), son tan importantes como la acción concreta en si misma.
En la actualidad, la mayoría de las personas se rigen por un patrón de sueño monofásico que suele desencadenar un estado de falta de sueño
Es momento de comenzar a trabajar en nuestros hábitos y empoderar al descanso tomando como ejemplo la rutina propia de los atletas de elite, entendiendo que la siesta es un fenómeno fisiológico común en los seres humanos. Si confiamos en esto y buscamos mejorar nuestros hábitos de sueño, entonces encontraremos una interesante ventana de oportunidad para potenciar nuestro rendimiento y aumentar nuestra calidad de vida para alcanzar el bienestar general y sostenerlo a lo largo de nuestras vidas.
Por Pepe Sánchez
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